"Hoy la sociedad prefiere tener un pibe muerto o preso antes que ayudarlo a que se recupere. Hay chicos que quieren cambiar, pero necesitan que sus familias no les suelten la mano. Intenten una última vez", declaró la promotora de la organización Madres en Lucha contra el Consumo Problemático.
Natalia, integrante de la organización Madres en Lucha contra el Consumo Problemático, compartió esta mañana en Radio Tandil su conmovedor testimonio como madre de un joven que logró salir del consumo de drogas después de años de lucha. Sus palabras reflejan las dificultades que atraviesan las familias para enfrentar esta problemática y las barreras del sistema judicial, policial y social que agravan la situación.
"Da la sensación de que estos temas no se ven, de que no se habla ni se comparte. Uno pide ayuda, contemplación, porque donde los demás ven un delincuente, nosotros como papás seguimos viendo a nuestros hijos y queremos salvarlos de alguna manera", expresó.
El laberinto para buscar ayuda
Natalia explicó que las familias enfrentan un panorama desalentador al buscar soluciones: "Cuando empezás con este problema tocás muchas puertas, pero la mayoría no se abren, y si se abren no te dan una solución". A esto se suma la proliferación del narcotráfico en los barrios, lo que dificulta aún más el proceso de recuperación. "Es muy difícil sacar a alguien de la droga porque cada vez hay más. Sabés que a dos casas, a tres casas, a la vuelta, hay alguien que vende. Y no solo venden: tenés los que hacen el quiosquito porque antes del que vende está el que compra. Es todo un negocio, y es re difícil ir contra eso".
Ante esta realidad, las opciones para las familias suelen ser limitadas y dolorosas: "Cuando tratás de salvar a tu hijo, te quedan poquitas opciones: o le agarrás fuerte la mano y vamos para adelante hasta donde lleguemos, o lo largás a la calle, que es lo peor que puede pasar. Como papás de adictos, al principio decís: 'Me lo hace a propósito con todo lo que le doy', pero cuesta mucho entender que es una enfermedad".
Un camino lleno de obstáculos
El caso de su hijo es un reflejo de la lucha de muchas familias. Natalia recordó que descubrió el problema tarde, cuando él ya estaba inmerso en el consumo y acumulaba causas judiciales. "Le hicieron un juicio abreviado y tenía que hacer un ambulatorio en Salud Mental, presentarse en el juzgado y terminar la escuela. Pero yo veía que no había cambios; al contrario, iba cada vez peor".
Fue entonces cuando, después de recorrer juzgados, comisarías y tocar innumerables puertas, alguien le sugirió una internación compulsiva. "Me costó un montón conseguirla, pero finalmente lo llevé a Vencer para Vivir V, en Zárate. Hoy puedo dar gracias a Dios que ayer cumplió ocho meses de recuperado. Salió el 17 de marzo y hoy lo tengo en casa. Ellos son adictos recuperados, y por el resto de su vida tendrán que pelear con su enfermedad día a día, con las herramientas que aprendieron".
La importancia de no soltarles la mano
Natalia destacó que la recuperación no solo es un desafío para el joven, sino también para su entorno: "Mi hijo me decía: 'Me levanto con ganas de consumir y quiero consumir todo el día'. Si no puede decir que no, si no acepta una internación, ¿cómo hacés? Pero cuando aceptan, ves el cambio. Mi hijo no era el mismo chico que yo llevé".
Pese a las críticas, ella decidió compartir su experiencia en redes sociales. "Muchos me decían: '¿Por qué exponés tanto?'. Pero yo veía el cambio en él y quería mostrarle a la gente que sí se puede. Hay recuperación, pero tenés que lucharla, tenés que pelearla y no soltarle la mano".
Hoy, muchas familias la contactan en busca de orientación, y junto con otras madres comenzó a organizarse en barrios como Villa Aguirre, Villa Laza, Villa Gaucho, Villa Italia y Movediza. "Queremos que las madres y padres tengan un lugar donde puedan ser escuchados. De lo contrario, te sentás sola en una plaza a llorar porque ni siquiera tu familia te entiende. Muchas veces hasta los amigos te dan vuelta la cara".
Un sueño para Tandil
Aunque su hijo está recuperado, Natalia sabe que el desafío continúa. "Un adicto recuperado es como un preso cuando sale: la sociedad te sigue condenando. No está mal que no olviden su pasado, pero sigue siendo difícil para ellos y para las familias. Mi hijo, por ejemplo, no puede ir a lugares donde hay alcohol".
Inspirada por la experiencia en Vencer para Vivir V, Natalia sueña con un centro de rehabilitación similar en Tandil: "Le pido a Dios que me dé dos hectáreas para empezar a armar algo así acá. Hay chicos que quieren internarse, pero sus familias no los acompañan".
Finalmente, Natalia hizo un llamado a las familias a no rendirse: "Hoy la sociedad prefiere tener un pibe muerto o preso antes que ayudarlo a que se recupere. Hay chicos que quieren cambiar, pero necesitan que sus familias no les suelten la mano. Intenten una última vez. Yo siempre digo: no los abandonen".
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Datos extraidos de Casas de Hoy